[Narra Devian]
Había ido con Michael a la Plaza. Y todo había ido bien hasta el anuncio. Qué gran anuncio. Ojalá y no hubiese pasado nada de esto. Todo era demasiado. La información no entraba en mi mente.
<< Se elegirán un chico y una chica de cada Distrito >>
No puedo pensar en otra cosa que no sea el anuncio que el hombre acaba de decir. Sus pestañas eran increíblemente largas, y tenía unas cejas extrañas. Su piel era demasiado bronceada como para tratarse de un habitante de cualquier Distrito. Parecía demasiado limpia y perfecta. Sin duda había sido una de las creaciones del Capitolio. . .
Mike me cogió de la mano. Me la apretó fuertemente; él sabía que me sentía mal.
El mareo en mi cabeza era inmenso. Sentía que iba a desmayarme en cualquier momento. Tenía que ser muy fuerte para el futuro. Dentro de mí, estaba el presentimiento de que no iba a ser el último castigo del Capitolio.
¿Qué hacer ahora? ¿Espera tranquilamente hasta que la Cosecha sucediese? ¿Esperar a ver cómo los infelices eran enfrentados unos contra otros en la Arena? Yo no sabía manejar muchas armas. Sabía nadar, y lanzar redes. Además de hacer alguna que otra trampa; pero acuática. Nada terrestre. Mi mente calculaba a toda velocidad las probabilidades de salir viva si me tocaba a mí.
Nulas.
Había utilizado varias veces la lanza para pescar peces, y no era muy mala. Pero era mediocre; mis brazos no tenían la fuerza suficiente como para lanzarla a mucha distancia. Ése era Mike.
¿Mi punto más fuerte? Supongo que el pensar rápidamente; Qué bien. Si alguien me lanza un cuchillo, pensaré rápidamente como evadirlo, aunque no lo evada.
Tengo muchas probabilidades de salir viva de ese baño de sangre.
Sí, cuando me deprimo o cuando estoy enfadada recurro al sarcasmo.
Trago saliva. Tengo un nudo en la garganta que me impide hablar.
<< Dentro
de tres días se elegirá a los participantes a través de una urna, la
cual contendrá los nombre de todos los habitantes del distrito cuatro. El
día de la selección será llamado, "Día de la Cosecha".>>
Tenemos tres días para prepararnos. Para saber quién irá a ese terrible espectáculo. Muy poco tiempo para ponernos en forma.
La mayoría de nosotros somos muchachos jóvenes y saludables. Pero no tenemos músculos; al menos yo no. ¿Qué hacer entonces? ¿Porqué no podríamos haber seguido aquí vivos, viviendo la vida tranquilamente? ¿No era suficiente alejarnos de la tecnología moderna del Capitolio, como proscritos? ¿No era suficiente trabajar para ellos de por vida?
No, al parecer no, según su opinión.
El presidente, todo por su culpa.
En cuánto el hombre se despidió calmadamente, no pude evitar estallar. Tenía demasiado ira en mí. Y eso que me intenté morder la lengua.
- ¿JUGAR CON NUESTRAS VIDAS ES JUSTO? ¿CON LAS VIDAS DE UNOS INFANTES? - Grité. Todo el mundo se giró hacia mí. El hombre también - ¿¡PRETENDÉIS MATAR A UN NIÑO DE 12 AÑOS, SOLO PARA QUE VOSOTROS... OS ENTRETENGÁIS!?
El hombre se giró. Avanzó lentamente hacia el escenario otra vez.
- ¿¡No es suficiente para vosotros condenarnos a trabajar para vosotros de por vida!? - Pregunté, bajando la voz - ¿Como esclavos?
El hombre me indico que subiera al escenario. Lentamente, lo hice.
- ¿Tu nombre es...?
Murmuré apenas.
- Bien, señorita Miller, ¿Sabe lo que va a pasar a partir de ahora?
Negué con la cabeza.
- Usted está siendo grabada para la televisión del Capitolio. ¿Ha terminado ya el mensaje hacia el Capitolio?
Asentí apenas.
Él me dio un toque en la nariz.
- Buena chica.
A continuación, me dio dos cachetes cariñosos en la mejilla.
Fue más que suficiente.
Mi puño se chocó contra su nariz, y este retrocedió.
Alguien me cogió por detrás, y otra persona, me dio un golpe en el estómago. Aullé de dolor. Oí mi nombre. Después cómo mi padre se abalanzaba sobre quién me había pegado en el estómago.
Me zafé de la persona, mordiéndole la mano a quién me sujetaba tapándome la boca.
La persona del uniforme blanco golpeó a mi padre en la otra pierna; la sana. El cayó al suelo. Corrí hacia él.
- Bien. Quitando este pequeño percance, ha salido todo muy bien - Dijo el chico de piel bronceada - Bonito espectáculo, pequeña Devian.
Se dieron la vuelta. Ayudé a mi padre a levantarse.
Esto no había hecho más que comenzar.
El Comienzo Del Fin
Un anuncio. Poder y riquezas a nuestro alcance. Las vidas de 23 niños segadas. Un solo ganador. Una sola vida será perdonada. Tras una despiadada guerra suele llegar la paz. Aquí solo conseguimos esclavitud. Dan y Devian serán los primeros en vivir esta cruel injusticia. El principio de un juego...el fin de las vidas de miles de personas.
domingo, 22 de septiembre de 2013
jueves, 22 de agosto de 2013
Capitulo 3 ~ El Anuncio [Daniel]
Despacio
voy abriendo los ojos. El gorjeo de los pájaros, el soplo de la brisa, y
otros agradables sonidos me despiertan de mi agradable sueño. A mi lado, Katie
duerme. Unos suaves mechones escapan de sus trencitas. Atrapo uno de sus
mechones y lo enrosco entre mis dedos. Al poco ella también se despierta. Sus
grandes ojos me miran con un brillo especial. Y una gran sonrisa surca su
rostro.
-Buenos
días pequeña- le digo
-Buenos
días Dan- me responde sonriente besándome en ambas mejillas
-Vamos,
hay que preparar el desayuno
Rápidamente nos ponemos en pie. Entre risas disimuladas hacemos la cama y bajamos las escaleras. Nuestro padre ya debe haberse ido a trabajar puesto que sus platos están sin fregar.
-De verdad. Mira que no fregar los platos- digo con humor
Katie sonríe y se pone a la tarea. Mientras ella saca los ingredientes, yo friego los platos.
Diez minutos después nos sentamos en la mesa; está dispuesta de zumo, galletas, pan mermelada y dos grandes tazones de leche.
-Bueno,
tengo que irme- se despide Henry- no vemos a la hora de comer
-Hasta
luego- dice katie lanzándose a los brazos de mi hermano, quién le da un sonoro
beso.
-Vamos
katie. Tenemos que ir al cole- le digo en cuanto Henry se marcha
Cuando
estamos a punto de salir de
casa, se escucha una voz aunque no soy capaz de saber de donde proviene.
- Se reclaman a todos los habitantes de los Distritos en la Plaza
Principal de cada lugar. Repito: Se reclaman a todos los habitantes de los
Distritos en la Plaza Principal de cada lugar.
Esto confirma mis sospechas. El Capitolio.
Esto confirma mis sospechas. El Capitolio.
Nos miramos desconcertados unos a otros pero
seguimos las instrucciones que se nos indican.
En la plaza están congregados todos los
habitantes del distrito nueve. Y entre ellos están papá y Henry que rápidamente se unen a nosotros.
-Bienvenidos. Muchas gracias por seguir nuestras
órdenes con tanta rapidez- una mujer sube
a un pequeño escenario, que por seguro fue construido hace poco. Recita
un par de veces las mismas palabras. Me fijo un poco más en su rostro y me doy
cuenta de que su cabello es verde; tiene tatuajes en su cara y en sus brazos, estos son rojos como la sangre y un vestido rosa chillón.- Tenemos un gran anuncio que comunicarles.
Se hace un espeso silencio. Nadie habla. Tan
siquiera los pájaros. Agarro con fuerza la mano de Katie.
- Hace años, hubo un gran cambio en nuestro planeta. Fuertes tormentas, largas sequias, catastróficos incendios. Hubo muchos cambios, todos ellos desastrosos. Y la brutal guerra prácticamente acabó con lo poco que quedaba.- escucho las palabras con el rostro lívido y el estomago revuelto- Por suerte, salimos de esa desgracia. Panem, nuestro reluciente capitolio rodeado de trece distritos fué creado y la paz volvió. Pero a pesar de todo nuestro empeño, los habitantes de los trece distrititos se revelaron creando otra guerra y dando paso a los Días Oscuros. El capitolio derrotó a los doce primeros distritos y aniquilaron al decimotercero. El Trato de la Traición nos ha impuesto nuevas leyes y ha llegado el momento de que dar a entender la importancia de la nueva vida. No podemos permitirnos otra guerra y mucho menos que los Días Oscuros vuelvan. Por lo cual, nuestro presidente ha tomado una decisión.
- Hace años, hubo un gran cambio en nuestro planeta. Fuertes tormentas, largas sequias, catastróficos incendios. Hubo muchos cambios, todos ellos desastrosos. Y la brutal guerra prácticamente acabó con lo poco que quedaba.- escucho las palabras con el rostro lívido y el estomago revuelto- Por suerte, salimos de esa desgracia. Panem, nuestro reluciente capitolio rodeado de trece distritos fué creado y la paz volvió. Pero a pesar de todo nuestro empeño, los habitantes de los trece distrititos se revelaron creando otra guerra y dando paso a los Días Oscuros. El capitolio derrotó a los doce primeros distritos y aniquilaron al decimotercero. El Trato de la Traición nos ha impuesto nuevas leyes y ha llegado el momento de que dar a entender la importancia de la nueva vida. No podemos permitirnos otra guerra y mucho menos que los Días Oscuros vuelvan. Por lo cual, nuestro presidente ha tomado una decisión.
<< El castigo por la rebelión es el
siguientes:
Un chico y una chica entre los doce y los dieciocho años de cada distrito, a los cuales daremos el nombre de tributos, serán entrenados en nuestra base del Capitolio para participar en un juego en el que los veinticuatro tributos serán encerrados en una enorme arena al aire libre en cualquier parte, donde puede haber cualquier cosa, un desierto, un iceberg, una selva.- tras una pequeña pausa añade- Cualquier cosa es posible. Una vez dentro, los competidores tienen que luchar a muerte durante un periodo de tiempo indeterminado hasta que solo quede una persona.
Dentro de tres días se elegirá a los participantes a través de una urna, la cual contendrá los nombre de todos los habitantes del distrito nueve. El de la selección también es llamado, el día de la cosecha.
Espero encontrarles aquí. No quiero que haya ningún problema.
Pues nada más. Hasta pronto>>
Un chico y una chica entre los doce y los dieciocho años de cada distrito, a los cuales daremos el nombre de tributos, serán entrenados en nuestra base del Capitolio para participar en un juego en el que los veinticuatro tributos serán encerrados en una enorme arena al aire libre en cualquier parte, donde puede haber cualquier cosa, un desierto, un iceberg, una selva.- tras una pequeña pausa añade- Cualquier cosa es posible. Una vez dentro, los competidores tienen que luchar a muerte durante un periodo de tiempo indeterminado hasta que solo quede una persona.
Dentro de tres días se elegirá a los participantes a través de una urna, la cual contendrá los nombre de todos los habitantes del distrito nueve. El de la selección también es llamado, el día de la cosecha.
Espero encontrarles aquí. No quiero que haya ningún problema.
Pues nada más. Hasta pronto>>
Con estas palabras baja de la plataforma y marcha.
La gente empieza ha murmullar y alejarse pero mis pies se quedan clavados en el suelo. En este mismo momento el alma se me cae a los pies.
miércoles, 21 de agosto de 2013
Capítulo 2 ~ Feliz Cumpleaños [Devian]
[Narra Devian]
No sé porqué, pero me levanto de golpe en la cama. Me duele la cabeza al levantarme tan deprisa. Gruño un poco al levantarme. La brisa marina se cuela un poco por la rendija de mi ventana. Andando despacito voy hacia ella, y la abro de golpe. El olor a mar, y a algas, me pega de lleno.
Cierro los ojos y aspiro el aire.
Qué bien me siento.
Me inclino sobre la ventana, y veo a mi padre y a mi madre cogidos de la mano saliendo de la casa. Sonrío sin proponérmelo.
La vida en el Distrito 4 no es perfecta. Nos obligan a trabajar mucho, pero cuando cumplimos nuestros pedidos, nos quedamos libres hasta el siguiente. El Capitolio, mejor que nadie, sabe que no debemos abusar de nuestros medios naturales, como los peces. Somos el área con más agua y más abundancia en todo Panem, Por lo que si se acaba aquí el pescado, el Distrito 4 mal lo lleva para seguir bien.
La mañana es preciosa. Es relativamente temprano. Cuando veo las luces en la casa de enfrente, me acuerdo enseguida.
Mike.
Me giro hacia el armario rápidamente y busco algo en él. Algo decente. Al final opto por un vestido de mi madre azul marino con una especie de lo que parece ser unas manoletinas de terciopelo azul. Me calzo en ellas y voy hacia mi puerta. Bajo las escaleras rápidamente y voy a la cocina. Como era de esperar, ahí está el pescado en la encimera. Lo cojo y veo que aún sigue caliente. Cómo me conocen mis padres; sabían que iba a levantarme poco después de que ambos se fueran. . .
- Qué curioso, ¿Pescado? Raro rarísimo - Me río conmigo misma - En fin. A comer.
Cojo unos cubiertos y enseguida empiezo a comer. El estómago me gruñe enseguida al oler la fragancia del pescado. ¿Qué es? ¿Salmón? Hm. Me encanta.
- ¿Devie?
Clavo mi tenedor en el salmón. Dios, está riquísimo.
- Devie, sé que estás ahí.
Gruño fuertemente.
- Espérate, Michael - Me muerdo el labio para no echarme a reír - Estoy comiendo.
Él vuelve a llamar a la puerta. Me muerdo el labio con más fuerza aún.
- ¡DEVIE!
Es entonces cuando me echo a reír.
- ¡Vale, vale! - Aun con una sonrisa, me levanto - Pídelo porfavor.
Él hace un gruñido de angustia.
- Eres lo peor - Me dice riendo.
Eso hace que mis risas aumenten aún más.
- Venga, va. Te abro.
Al abrir, no está.
- ¿Mike?
No responde. Miro a mi alrededor.
Me fijo en el agua. Desde mi ventana, se veía calmada. Sin embargo, debajo de mi casa, el agua esta brava. Se mueve mucho, quizá demasiado. Sé lo que pasa: Sonrío.
De repente noto unos brazos mojados a mi alrededor.
Chillo más que nada de risa. Y noto entonces el torso desnudo de Mike.
- Michael - Le reprendo.
Me sigue abrazando. Y es así como me libro de sus brazos rápidamente.
- Esto. . . ¡Felicidades! - Digo para librar la tensión - Felicidades, Mike.
Le abracé con cuidado, aunque terminé empapándome.
- Tonto. Me has mojado.
- Bah; te aguantas.
Le saco la lengua, y a continuación, me libro de su abrazo. Sonrío más que nunca mientras busco a ciegas mi regalo. Encuentro el tenedor. Se lo meto en la boca.
- Felicidades.
Mike mastica.
- ¿Salmón?
Me río.
- Qué paladar tienes.
Mastica un poco más.
- Espera, es broma. Tengo el regalo en mi habitación.
Subo corriendo las escaleras. Oigo a Michael siguiéndome. No me importa, puesto que Michael siempre ha entrado en mi habitación y nunca hemos hecho cosas raras. Los dos siempre hemos sido amigos, y a pesar de que Mike es guapo, nunca ha habido nada romántico entre ambos. Siempre ha sido mi mejor amigo. Y creo que único. No me suelo relacionar con mucha gente.
- Toma.
Le tiendo la cajita.
- Ábrelo ya.
Coge la caja y la abre con suavidad. Le quita el lazo que tanto trabajo me costó hacer fácilmente.
- ¿Esto es una perla?
Sonrío.
- Me costo mucho llegar hasta ella. Sólo se encuentran ostras con perlas en las profundidades. Espero que. . .
No me da tiempo a terminar. Mike ya me abraza contra sí.
- Gracias Devie.
Le correspondo el abrazo.
- De nada.
Pero entonces, nuestro abrazo se ve interrumpido cuando se oye una voz retumbando en el cielo.
- Se reclaman a todos los habitantes de los Distritos en la Plaza Principal de cada lugar. Repito: Se reclaman a todos los habitantes de los Distritos en la Plaza Principal de cada lugar.
Noto un nudo en la garganta que me indica que algo malo va a pasar. Y yo pocas veces me equivoco.
viernes, 16 de agosto de 2013
Muy pronto
Hola de nuevo.
Acabamos de publicar los capítulos escritos anteriormente y pronto continuaremos con la historia.
Espero que os haya gustado.
Hasta muy pronto.
Besos y saludos.
Acabamos de publicar los capítulos escritos anteriormente y pronto continuaremos con la historia.
Espero que os haya gustado.
Hasta muy pronto.
Besos y saludos.
Capitulo 2 ~ Feliz Cumpleaños [Daniel]
[Narra Dan]
-Dan, despierta
Cogiendo el borde de la manta me tapo la cabeza intentando ahuyentar la insistente e inadecuada voz.
-Dan!!!!!!!!
Me levanto de golpe.
-¿Qué quieres? Me has reventado los oídos- me quejo frotándome los ojos
-Henry quiere hablar contigo- me sonríe mi dulce hermana besándome las mejillas
-¿Y no podía esperar?
Busco en mi armario algo decente que ponerme
-Es Henry- enfatiza- y pienso que se te ha olvidado algo
-¿En serio? el qué, renacuaja- le digo burlón
Sin tan siquiera darme una respuesta, sale corriendo dejándome desconcertado. ¿Qué ha querido decir? Que yo recuerde ayer dí de comer a Grel y a Besy. Y también fuí al mercado. Ordené mi habitación y recogí mi plato, ¿Qué se me ha podido olvidar? ¿Qué es lo que sucede? ¿Qué habré hecho esta vez?
Escojo una camiseta blanca y unos vaqueros cortos y desgastados; son el mejor complemento para un día de calor.
Bajo las escaleras sonriente. Lo que me encuentro no tiene precio.
El salón esta impecable, todo colocado en su sitio sin rastro de los cientos de libros, papeles y objetos que se encontraban por todas partes. Me quedo con la boca abierta literalmente.
-Cierra la boca, que te entran moscas.
Henry se acerca totalmente sonriente con un brillo peculiar en su rostro. Cuando pasa por mi lado en dirección a la extraña sala me da un pequeño golpecito en la boca. Me recompongo al momento avergonzado de mi comportamiento.
-¿Qué ha sucedido?- pregunto alucinado
-De verdad, no puedes ser tan idiota
Estoy a punto de devolverle el comentario cuando me fijo en los alimentos que se encuentran sobre la mesa. Cinco platos e iguales cantidades de vasos. Una caja de zumo y lo más sorprendente, galletas, una gran barra de pan, bollos y otros alimentos que me hacen la boca agua.
-Se te cae la baba, Dan- me reprende mi padre revolviéndome el pelo
-Esperen un momento, ¿Qué esta sucediendo? ¿Quiénes sois vosotros y qué habéis hecho con mis verdaderos padres?- pregunto todavía pasmado y sin la más remota idea de lo que se trae entre manos mi loca familia
-Este tío no se entera de nah- se desespera Henry levantando las manos al aire, haciendo el ridículo, para variar
-No le hables así a tu hermano- mi madre aparece con una tarta de chocolate en sus manos- felicidades cariño- dice besándome y guiñándome un ojo
Una pequeña luz se enciende en mi cabeza, ahora lo recuerdo, hoy es diecisiete de mayo, mi cumpleaños. Una gran sonrisa aflora en mi cara.
-Ya era hora- mi hermano es realmente plasta
-Felicidades Dan!!!
Mi hermanita viene corriendo a mis brazos. La abrazo de vuelta. En su mano sostiene una pequeña cajita.
-¿Qué es esto, Katie?
-Es un regalo para ti- dice mostrando una pequeña sonrisa en la que faltan dos dientes
-¿Para mi?- pregunto, haciéndole cosquillas
-Siii!!!!
Todos en la sala ríen mientras nos sentamos en la mesa.
Es uno de lo mejores desayunos que he llegado a experimentar en mi vida. Todo está riquisimo y la conversación es divertida. Dejando atras los extraños sucesos antes del cambio, nos centramos en la escuela. Hablo de Carter, mi mejor amigo y del resto de mis compañeros.
En un principio todos nos sentiamos igual, extrañados, eramos cerrados los unos con los otros pero la gran injusticia que ha tomado parte en nuestras vidas nos ha convertido en buenos aliados y amigos. Sin embargo no se nos permite hablar de ello, tanto en el horario escolar como por las calles, por lo cual cuando podemos nos escapamos a nuestro lugar secreto, nuestro punto de reunión, el único lugar donde podemos ser nosotros mismos. The Galthering, así llamamos a nuestro escondrijo, que se encuentra un poco alejado de la urbanización, más bien en las afueras: allá donde el trigo crece hay una pequeña cabaña. Mirta es una muy buena mujer que nos presta el lugar mientras ella labra las tierras. Todos nosotros estamos muy contentos con el lugar y nuestras amiga. Mis padres saben sobre ello y nos dejan ir tanto a Henry como a mí. Recuerdo una ocasión en la que llevamos a Katie con nosotros. Fue un día estupendo, puesto que JJ por una extrañan casualidad tambien hacía de niñera, John, su primito, y Katie estuvieron corriendo por allí con Danko, y Mirta realmente estaba emocionada de recibir nuevas visitas. En esa ocasión todos salimos ganando.
Igualmente Katie sigue siendo pequeña y mis padres prefieren que se quede en casa o que quede con sus amigas. La verdad, es que yo también lo prefiero.
-Dan, abre mi regalo por favor-propone una impaciente Katie
-Claro
Cojo la cajita y con mucho cuidado la abro. Dentro hay un colgante, un colgante de plata. Me fijo con más detalle en el símbolo que tiene grabado y sonrío.
-Es hermoso, me encanta
Contribuyo achuchando a mi hermana
-Me estas aplastando- se queja entre mis brazos
Consciente de ello me alejo, al levantar la vista me encuentro con la mirada de mi hermano, que tiene un sobrecito en la mano
-Para que sepas que no me olvido de tí
Acepto su ofrenda tomando el sobre y abriéndolo. Dentro encuentro una foto de familia en la que aparecemos los cuatro. Me acuerdo de este día. Yo tenía nueve años, fue el día en el que nos dividieron en doce distritos. La saco con cuidado y la observo, entonces un trocito de papel cae al suelo. Lo recojo y me encuentro con una de las más bellas imágenes.
Devian. Es ella, realmente lo es. Sus brillantes ojos y su gran sonrisa van dirigidas a mi, yo tengo una cara similar y eso me hace gracia.
-Es preciosa- susurro
Mi hermano me sonríe, cómplice de mis palabras, mientras mis padres ríen inconscientes de su significado.
-Dan, despierta
Cogiendo el borde de la manta me tapo la cabeza intentando ahuyentar la insistente e inadecuada voz.
-Dan!!!!!!!!
Me levanto de golpe.
-¿Qué quieres? Me has reventado los oídos- me quejo frotándome los ojos
-Henry quiere hablar contigo- me sonríe mi dulce hermana besándome las mejillas
-¿Y no podía esperar?
Busco en mi armario algo decente que ponerme
-Es Henry- enfatiza- y pienso que se te ha olvidado algo
-¿En serio? el qué, renacuaja- le digo burlón
Sin tan siquiera darme una respuesta, sale corriendo dejándome desconcertado. ¿Qué ha querido decir? Que yo recuerde ayer dí de comer a Grel y a Besy. Y también fuí al mercado. Ordené mi habitación y recogí mi plato, ¿Qué se me ha podido olvidar? ¿Qué es lo que sucede? ¿Qué habré hecho esta vez?
Escojo una camiseta blanca y unos vaqueros cortos y desgastados; son el mejor complemento para un día de calor.
Bajo las escaleras sonriente. Lo que me encuentro no tiene precio.
El salón esta impecable, todo colocado en su sitio sin rastro de los cientos de libros, papeles y objetos que se encontraban por todas partes. Me quedo con la boca abierta literalmente.
-Cierra la boca, que te entran moscas.
Henry se acerca totalmente sonriente con un brillo peculiar en su rostro. Cuando pasa por mi lado en dirección a la extraña sala me da un pequeño golpecito en la boca. Me recompongo al momento avergonzado de mi comportamiento.
-¿Qué ha sucedido?- pregunto alucinado
-De verdad, no puedes ser tan idiota
Estoy a punto de devolverle el comentario cuando me fijo en los alimentos que se encuentran sobre la mesa. Cinco platos e iguales cantidades de vasos. Una caja de zumo y lo más sorprendente, galletas, una gran barra de pan, bollos y otros alimentos que me hacen la boca agua.
-Se te cae la baba, Dan- me reprende mi padre revolviéndome el pelo
-Esperen un momento, ¿Qué esta sucediendo? ¿Quiénes sois vosotros y qué habéis hecho con mis verdaderos padres?- pregunto todavía pasmado y sin la más remota idea de lo que se trae entre manos mi loca familia
-Este tío no se entera de nah- se desespera Henry levantando las manos al aire, haciendo el ridículo, para variar
-No le hables así a tu hermano- mi madre aparece con una tarta de chocolate en sus manos- felicidades cariño- dice besándome y guiñándome un ojo
Una pequeña luz se enciende en mi cabeza, ahora lo recuerdo, hoy es diecisiete de mayo, mi cumpleaños. Una gran sonrisa aflora en mi cara.
-Ya era hora- mi hermano es realmente plasta
-Felicidades Dan!!!
Mi hermanita viene corriendo a mis brazos. La abrazo de vuelta. En su mano sostiene una pequeña cajita.
-¿Qué es esto, Katie?
-Es un regalo para ti- dice mostrando una pequeña sonrisa en la que faltan dos dientes
-¿Para mi?- pregunto, haciéndole cosquillas
-Siii!!!!
Todos en la sala ríen mientras nos sentamos en la mesa.
Es uno de lo mejores desayunos que he llegado a experimentar en mi vida. Todo está riquisimo y la conversación es divertida. Dejando atras los extraños sucesos antes del cambio, nos centramos en la escuela. Hablo de Carter, mi mejor amigo y del resto de mis compañeros.
En un principio todos nos sentiamos igual, extrañados, eramos cerrados los unos con los otros pero la gran injusticia que ha tomado parte en nuestras vidas nos ha convertido en buenos aliados y amigos. Sin embargo no se nos permite hablar de ello, tanto en el horario escolar como por las calles, por lo cual cuando podemos nos escapamos a nuestro lugar secreto, nuestro punto de reunión, el único lugar donde podemos ser nosotros mismos. The Galthering, así llamamos a nuestro escondrijo, que se encuentra un poco alejado de la urbanización, más bien en las afueras: allá donde el trigo crece hay una pequeña cabaña. Mirta es una muy buena mujer que nos presta el lugar mientras ella labra las tierras. Todos nosotros estamos muy contentos con el lugar y nuestras amiga. Mis padres saben sobre ello y nos dejan ir tanto a Henry como a mí. Recuerdo una ocasión en la que llevamos a Katie con nosotros. Fue un día estupendo, puesto que JJ por una extrañan casualidad tambien hacía de niñera, John, su primito, y Katie estuvieron corriendo por allí con Danko, y Mirta realmente estaba emocionada de recibir nuevas visitas. En esa ocasión todos salimos ganando.
Igualmente Katie sigue siendo pequeña y mis padres prefieren que se quede en casa o que quede con sus amigas. La verdad, es que yo también lo prefiero.
-Dan, abre mi regalo por favor-propone una impaciente Katie
-Claro
Cojo la cajita y con mucho cuidado la abro. Dentro hay un colgante, un colgante de plata. Me fijo con más detalle en el símbolo que tiene grabado y sonrío.
-Es hermoso, me encanta
Contribuyo achuchando a mi hermana
-Me estas aplastando- se queja entre mis brazos
Consciente de ello me alejo, al levantar la vista me encuentro con la mirada de mi hermano, que tiene un sobrecito en la mano
-Para que sepas que no me olvido de tí
Acepto su ofrenda tomando el sobre y abriéndolo. Dentro encuentro una foto de familia en la que aparecemos los cuatro. Me acuerdo de este día. Yo tenía nueve años, fue el día en el que nos dividieron en doce distritos. La saco con cuidado y la observo, entonces un trocito de papel cae al suelo. Lo recojo y me encuentro con una de las más bellas imágenes.
Devian. Es ella, realmente lo es. Sus brillantes ojos y su gran sonrisa van dirigidas a mi, yo tengo una cara similar y eso me hace gracia.
-Es preciosa- susurro
Mi hermano me sonríe, cómplice de mis palabras, mientras mis padres ríen inconscientes de su significado.
Capítulo 1 (parte segunda) ~ Recuerdos [Devian]
[Narra Devian]
Recuerdo muy poco de aquella vez.
Pero lo poco que recuerdo lo recuerdo con claridad.
Veo un niña pequeña agarrada a la mano de su madre, como si la vida le fuera en ello. Hay demasiada gente, y eso a la niña no le gusta; le hace parecer pequeña. Mira arriba, pero sólo ve cabezas; la gente es demasiado alta para que ella vea nada. Sólo ve pequeños trozos azules, como cristales que se han roto.
Bien, esa niña era yo.
La piel ligeramente bronceada de mi madre resaltaba mucho con la mía: Pálida como la leche. Aunque después de una guerra, supuse, era mejor que estuviera lechosa antes que de color escarlata.
Mi padre iba por delante de nosotras, abriéndonos paso con la tosca muleta que se había hecho a partir de un trozo de madera.
Mi padre era y sigue siendo muy listo.
Había oído bombardeos; gritos; súplicas... Había saboreado texturas de alimentos que nunca creí que probaría sólo por sobrevivir... Había visto la sangre por primera vez.
Y todo esto a mis 9 años de edad.
Creo que era mucho, demasiado, para mi corta existencia en este sádico mundo.
Pero inútilmente me decía que todo iría mejor.
Tonta de mí.
- Devie, vete con ellos - Dijo señalando un rincón de aquel extraño lugar - Enseguida nos vemos, ¿vale? Y recuerda no hablar con desconocidos.
Sonrió y me empujó ligeramente para que fuera en esa dirección. Asentí mientras tragando saliva me encaminaba hacia allí
Recuerdo cómo nos ordenaron que nos pusiéramos en fila mientras iba en camino. Se me hacía larguísimo.
Intenté protestar, pero no me sirvió de nada.
De pie, con mi carita sucia, y con el camisón aún puesto lleno de sangre, no causaba demasiada buena impresión. Aunque eso era lo de menos.
Había niños aún más pequeños que yo, con ojeras, con arañazos, e incluso magulladuras. Vi a un niño con un gran tajo en el brazo envuelto en un trapo más o menos limpio.
Tragué saliva y agradecí el saber que era una de las que mejor había salido parada.
Recuerdo muy poco de aquella vez.
Pero lo poco que recuerdo lo recuerdo con claridad.
Veo un niña pequeña agarrada a la mano de su madre, como si la vida le fuera en ello. Hay demasiada gente, y eso a la niña no le gusta; le hace parecer pequeña. Mira arriba, pero sólo ve cabezas; la gente es demasiado alta para que ella vea nada. Sólo ve pequeños trozos azules, como cristales que se han roto.
Bien, esa niña era yo.
La piel ligeramente bronceada de mi madre resaltaba mucho con la mía: Pálida como la leche. Aunque después de una guerra, supuse, era mejor que estuviera lechosa antes que de color escarlata.
Mi padre iba por delante de nosotras, abriéndonos paso con la tosca muleta que se había hecho a partir de un trozo de madera.
Mi padre era y sigue siendo muy listo.
Había oído bombardeos; gritos; súplicas... Había saboreado texturas de alimentos que nunca creí que probaría sólo por sobrevivir... Había visto la sangre por primera vez.
Y todo esto a mis 9 años de edad.
Creo que era mucho, demasiado, para mi corta existencia en este sádico mundo.
Pero inútilmente me decía que todo iría mejor.
Tonta de mí.
- Devie, vete con ellos - Dijo señalando un rincón de aquel extraño lugar - Enseguida nos vemos, ¿vale? Y recuerda no hablar con desconocidos.
Sonrió y me empujó ligeramente para que fuera en esa dirección. Asentí mientras tragando saliva me encaminaba hacia allí
Recuerdo cómo nos ordenaron que nos pusiéramos en fila mientras iba en camino. Se me hacía larguísimo.
Intenté protestar, pero no me sirvió de nada.
De pie, con mi carita sucia, y con el camisón aún puesto lleno de sangre, no causaba demasiada buena impresión. Aunque eso era lo de menos.
Había niños aún más pequeños que yo, con ojeras, con arañazos, e incluso magulladuras. Vi a un niño con un gran tajo en el brazo envuelto en un trapo más o menos limpio.
Tragué saliva y agradecí el saber que era una de las que mejor había salido parada.
- Hola, ¿Cómo te llamas?
Me giré inocentemente, hacia mi derecha.
Y vi a un niño de mi misma edad más o menos. Año arriba año abajo... Su pelo era de color rubio, y tenía unos adorables ojos oscuros que fundían hasta el mismísimo hielo. Sus labios carnosos; de esos de los que le gustaban a las adolescentes y... Que me empezaba a gustar a mí.
Tenía una sonrisa contagiosa, y casi quise yo también sonreír como él lo hacía. Parecía que no había pasado nada.
- Dev-Devian Markov - Me presenté tímidamente.
Al sonreír, pude ver que se le formaba un hoyuelo muy especial que le hacía aún más guapo.
- Yo soy Daniel Bradbury, pero puedes llamarme Dan - Se presentó sonriente.
Sonreí y bajé la vista. ¿Me estaba sonrojando? Hacía que el corazón me latiese rápidamente, y aún así desconocía la razón. Le acababa de conocer y tenía... ¿Cuántos años? ¿Diez? ¿Me enamoraba ya a mis diez años? Por desgracia, la timidez se hizo cargo del resto de la conversación
- Mmm... Supongo - Murmuré.
Sonrió con aires de suficiencia, dándose de listo.
- Te voy a llamar Dev
Y rió. Como si se tratara de un juego de... bueno, de niños. Al fin y al cabo lo seguíamos siendo. Pero negué con la cabeza
- ¿Porqué no? - Preguntó aún sonriente - Me gusta; es bonito.
Sonreí otra vez tímidamente.
- ¿Siempre eres tan insistente? - Inquirí juguetona.
- Supongo - Se encogió de hombros y me fijé otra vez en el hoyuelo que se formaba cuando sonreía - ¿Cuántos años tienes?
- Mi madre dice que no hable con extraños - Me mordí el labio, sabiendo que había pasado de esa regla desde hacía tiempo.
- Yo no soy un extraño; soy Dan - Respondió chistoso.
No pude evitar sonreír. Levanté la cabeza hacia arriba y vi una silueta negra. Un pelo platino. Tragué saliva.
- Mmm... Supongo - Murmuré.
Sonrió con aires de suficiencia, dándose de listo.
- Te voy a llamar Dev
Y rió. Como si se tratara de un juego de... bueno, de niños. Al fin y al cabo lo seguíamos siendo. Pero negué con la cabeza
- ¿Porqué no? - Preguntó aún sonriente - Me gusta; es bonito.
Sonreí otra vez tímidamente.
- ¿Siempre eres tan insistente? - Inquirí juguetona.
- Supongo - Se encogió de hombros y me fijé otra vez en el hoyuelo que se formaba cuando sonreía - ¿Cuántos años tienes?
- Mi madre dice que no hable con extraños - Me mordí el labio, sabiendo que había pasado de esa regla desde hacía tiempo.
- Yo no soy un extraño; soy Dan - Respondió chistoso.
No pude evitar sonreír. Levanté la cabeza hacia arriba y vi una silueta negra. Un pelo platino. Tragué saliva.
- ¿Estás bien? - Preguntó cortésmente - Parecías mareada.
Negué con la cabeza. Mientras tragaba saliva con dificultad. ¿Debería de hablar con él?
- Es sólo que... ¿Qué pasará ahora?
Silencio.
- Yo también he estado pensando - Torció la cabeza ligeramente y me miró directamente a los ojos. ¿Alguien más aparte de mí lo había estado pensando?, me pregunté - Pero no he llegado a ninguna conclusión. Nos puede pasar de todo; aunque teniendo en cuenta el estado en el que nos encontramos, mucho me temo que lo que nos puede pasar son cosas malas...
Eso no me hizo sentir mejor. Pero me gustó que fuera sincero conmigo; al menos no mentía. Sonreí ligeramente
- Silencio - Ordenó una voz imponente. Todo el mundo se calló.
Se oían unos pasos. Resonaban por todo el lugar, y me metían miedo. Temblaba.
Mi nuevo amigo me miraba de reojo. En un intento por hacerme dejar de temblar, me cogió la mano. Dejé de sacudirme al instante. Tragué saliva y bajé la vista.
- Buenos días, damas y caballeros - Saludó la voz - Niños y niñas; Supervivientes en general, me gustaría comenzar diciendo...
Y empezó a hablar. A mí me entraba por un oído y me salía por el otro... Hasta que dijo algo que llamó mi atención:
- Y desde ahora en adelante, me declaro como Presidente. ¿Alguna objección?
Se oyó cómo se cargaban unas pistolas. El ruido de cuando a una pistola se le quita el seguro; indicación de que puede disparar en cualquier momento.
- Eso mismo creía yo - Se rió lúgubremente - Entonces, sin más demora, impondré la primera norma; Pero antes de nada: Den un paso al frente aquellos que lucharon con el Capitolio; Con nosotros, en resumente.
Al principio nadie dijo nada. Sólo se oyó el silencio. Pero una voz se alzó sobre las demás.
- Yo luché con el Capitolio.
Dio un paso al frente. La voz masculina rió.
- Vean al primer Capitolense; el primero de una nueva generación.
Más y más voces se van uniendo a este. Y el nuevo Presidente se ríe más y más. Dan me apreta la mano con fuerza.
- ¿Alguien más? - Dice al fin. Seguimos quedando muchos. El presidente deja de reírse - Ya me lo esperaba; bueno, ¿Qué se le va a hacer? Hemos de recurrir a medidas drásticas para mejorar este nuevo mundo. ¿No? Perfecto. Escuchen con atención:
>> Desde hoy, y para siempre, declaro, que los humanos restantes que hay en esta sala, sean distribuidos en distintos lugares; cada uno con una especialidad; repartidos en un total de 12 zonas. La número 13 ha sido destruida: Vean lo que pasa cuando alguien se rebela contra nosotros. Aprendan
Oigo unos murmullos a mi alrededor.
- La selección empieza... ¡Ya! - Tres chicas salen.
Todas son pelirrojas. Y todas van hacia los adultos.
- Familia Yeingster... ¡Distrito 3!
- Familia Osbourne... ¡Distrito 8!
Presto atención, intentando escuchar mi nombre. Hasta que lo oigo:
- Familia Markov... ¡Distrito 4! - Grita.
- Familia Bradbury... ¡Distrito 9! - Se oye.
Ya está.
- Nos han separado - Murmura a mi lado, Dan.
- ¿Qué dices?
- Mi apellido es Bradbury... Adios, Dev.
El labio me tiembla sin quererlo.
- ¡No! Quizá... - Intento decir. Pero me para. Fuerza una sonrisa.
- Nos volveremos a ver, Devian. Te lo prometo...
Me abraza rápidamente, algo que me sorprende y me suelta. Tras lo cual, se va.
Y yo hago lo mismo.
Abro los ojos de golpe y me encuentro con un techo de madera y con la dulce nana del mar que me acurruca entre sus brazos. Caigo dormida.
- Buenos días, damas y caballeros - Saludó la voz - Niños y niñas; Supervivientes en general, me gustaría comenzar diciendo...
Y empezó a hablar. A mí me entraba por un oído y me salía por el otro... Hasta que dijo algo que llamó mi atención:
- Y desde ahora en adelante, me declaro como Presidente. ¿Alguna objección?
Se oyó cómo se cargaban unas pistolas. El ruido de cuando a una pistola se le quita el seguro; indicación de que puede disparar en cualquier momento.
- Eso mismo creía yo - Se rió lúgubremente - Entonces, sin más demora, impondré la primera norma; Pero antes de nada: Den un paso al frente aquellos que lucharon con el Capitolio; Con nosotros, en resumente.
Al principio nadie dijo nada. Sólo se oyó el silencio. Pero una voz se alzó sobre las demás.
- Yo luché con el Capitolio.
Dio un paso al frente. La voz masculina rió.
- Vean al primer Capitolense; el primero de una nueva generación.
Más y más voces se van uniendo a este. Y el nuevo Presidente se ríe más y más. Dan me apreta la mano con fuerza.
- ¿Alguien más? - Dice al fin. Seguimos quedando muchos. El presidente deja de reírse - Ya me lo esperaba; bueno, ¿Qué se le va a hacer? Hemos de recurrir a medidas drásticas para mejorar este nuevo mundo. ¿No? Perfecto. Escuchen con atención:
>> Desde hoy, y para siempre, declaro, que los humanos restantes que hay en esta sala, sean distribuidos en distintos lugares; cada uno con una especialidad; repartidos en un total de 12 zonas. La número 13 ha sido destruida: Vean lo que pasa cuando alguien se rebela contra nosotros. Aprendan
Oigo unos murmullos a mi alrededor.
- La selección empieza... ¡Ya! - Tres chicas salen.
Todas son pelirrojas. Y todas van hacia los adultos.
- Familia Yeingster... ¡Distrito 3!
- Familia Osbourne... ¡Distrito 8!
Presto atención, intentando escuchar mi nombre. Hasta que lo oigo:
- Familia Markov... ¡Distrito 4! - Grita.
- Familia Bradbury... ¡Distrito 9! - Se oye.
Ya está.
- Nos han separado - Murmura a mi lado, Dan.
- ¿Qué dices?
- Mi apellido es Bradbury... Adios, Dev.
El labio me tiembla sin quererlo.
- ¡No! Quizá... - Intento decir. Pero me para. Fuerza una sonrisa.
- Nos volveremos a ver, Devian. Te lo prometo...
Me abraza rápidamente, algo que me sorprende y me suelta. Tras lo cual, se va.
Y yo hago lo mismo.
Abro los ojos de golpe y me encuentro con un techo de madera y con la dulce nana del mar que me acurruca entre sus brazos. Caigo dormida.
Capitulo 1 (primera parte) ~ Recuerdos [Daniel]
[Narra Dan]
Tras
la cena me encierro en mi cuarto con la única intención de dormir; en cambio,
mi mente tiene otros planes.
El
mismo sueño me atormenta noche tras noche. El recuerdo de aquel día me
persigue. Lo único que lo mantiene en sueño sin llegar a convertirlo en una
pesadilla es el rostro de aquella chica. A pesar de la edad ella siempre está
presente, grabada en mi mente, quemando mis entrañas.
********************************
La
mano de mi hermana agarra fuertemente la mía como si tuviese miedo a soltarme y
perderme. Mi madre tiene sujeta mi otra mano mientras nos guía entre el gentío
Mi
padre va delante nuestro con la cabeza bien alta y el orgullo siempre presente.
Su espíritu y la madurez que demuestra respecto a sus anteriores hazañas y el
haber obtenido tales cualidades desde pequeño aleja a aquellos que se ponen en
su camino.
El
corte que atraviesa su cara desde la ceja hasta su labio inferior y la falta de
su mano izquierda lo demuestran, muestran no solo el dolor que ha debido de
sufrir sino también la valentía que ha demostrado en el campo de batalla.
-Katie,
Daniel. Vuestro padre y yo tenemos que irnos pero os prometo que pronto
volveremos. Mientras tanto debéis quedaros con esta gente, ellos os cuidaran
durante nuestra ausencia.
-¿Adonde
vais?- pregunto confuso
-A
hablar con unos amigos- responde mi padre revolviéndome el pelo
-Dan,
deja de hacerles preguntas- replica mi hermana besando a mi madre
-No
importa cariño, no te preocupes por nada- dice mi madre besándome a mi antes de
desaparecer con mi padre
-Por
favor, los niños de siete años que vengan y se coloquen aquí- grita un señor de
uniforme
-Dan,
no me dejes
-Tienes
ir Dan, mamá acaba de decir que tenemos que seguir las órdenes de estos hombres
y así lo haremos.
-Vale,
nos vemos luego
Kat
va a su lugar mientras yo busco el mío. Por el camino me fijo con más detalle
en la gente que me rodea y lo que veo por parte me horroriza y me entristece.
Niños sin brazos. Padres con brechas y algún que otro moratón. Madres
embarazadas llenas de sangre. Todo tipo de heridas dañan todos los habitantes,
los únicos supervivientes.
Un
grupo de niños de más o menos mi misma edad se encuentran un poco alejados del
resto. ¿Qué es lo que no quieren que averigüemos?
Puesto que no sé el tiempo que estaré aquí
necesito una distracción. Mi mirada recorre al resto de niños hasta posarse en
una chica morena. Algo me impulsa a acercarme a ella. Cuando estoy a escasos
centímetros, un extraño olor capta mi atención. Es algo parecido a las cerezas.
Busco a su propietario hasta dar con la misma persona con la que tenía previsto
conversar. Su ropa no es ni de lejos algo usual. Manchas de barro y sangre
salpican su vestuario y su cara. ¿Qué le habrá pasado? Su cabello oscuro cae en
suaves ondas por sus hombros, su piel pálida contrasta con la del resto de los
presentes y sus ojos...sus ojos son impactantes, grandes y marrones, pero no un
marrón cualquiera, qué va, son de un marrón como el del chocolate. Me encanta
el chocolate.
-Hola
A
pesar de haber estado pendiente de mis pasos se sobresalta al escuchar mi voz.
Su respuesta es apenas audible.
-¿Cómo
te llamas?- le pregunto curioso
-Dev...Devian
Markov
-Yo
soy Daniel Bradbury, pero puedes llamarme Dan- le digo sonriente
-Mmm...supongo
-Te
voy a llamar Dev- digo riendo.
Devian
niega con la cabeza. Que pena, me encanta ese mote. Le queda bien. No pienso
rendirme.
-Por
qué no, me gusta y es bonito
-¿Siempre
eres tan insistente?
Este
chica es realmente lista. Si quiere ver lo insistente que soy se lo voy a
demostrar.
-Supongo,
¿cuántos años tienes?
-Mi
madre dice que no hable con extraños- responde impaciente
-Yo
no soy un extraño, soy Dan
Una
sonrisa aflora en sus labios mostrando sus bonitos dientes.
********************************
Me
despierto sobresaltado. Otra vez ese sueño. Me recuesto en la cama. Esa
sonrisa. Me costó mucho conseguirla y daría lo que fuera por volver a verla.
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